viernes, 16 de septiembre de 2011

LA DIVERSIDAD EN EL AULA




Trabajar respetando la diversidad implica la valoración y aceptación de todos los alumnos y el reconocimiento de que todos pueden aprender desde sus diferencias. Todas las prácticas en el aula son complejas y cargadas de obstáculos, es preciso evitar la tendencia a atender un problema desde el sentido común apuntando sólo a lo más fácil, asumiendo las dificultades en el quehacer educativo.

No hay institución ni grupo de alumnos uniformes, y la diversidad implica complejidad. Pero eso no significa la fragmentación del saber. Comprender la diversidad implica buscar, para abordarla, diferentes alternativas tanto teóricas como practicas.

La diversidad no atiende a un sólo aspecto del ser, no considera únicamente los problemas de aprendizaje que se reflejan en el aula. Éstos frecuentemente son síntomas de un problema aún mayor, que podrá manifestarse en una imagen personal desvalorizada, en carencias ambientales o en problemas referidos a la sociabilidad. Por esto es necesario tomar en cuenta las diferencias individuales, ofreciendo oportunidades iguales sobre la base de la atención individual, que no es sólo atender al niño cuando tiene problemas, sino darle a cada uno lo que necesita, para lo cual se deberá buscar estrategias acordes con las necesidades detectadas en el diagnóstico.

viernes, 12 de agosto de 2011

Inclusión e Integración de Niños y Niñas con Barreras de Aprendizaje y Participación en la Primera Infancia (Segunda Parte)


El proceso de inclusión e integración en estos ambientes educativos no es muy diferente al del hogar, en el sentido de que de igual forma sus integrantes deben prepararse para entender la condición y acoger a la niña o al niño que la posee, tomando medidas antidiscriminatorias como: la eliminación de barreras u obstáculos, la creación y el fortalecimiento de facilitadores y la adecuación de currículos  en  caso necesario. Todas  las medidas  que se tomen  para  adaptar  los ambientes educativos a las posibilidades y necesidades de los niños y las niñas, facilitaran su participación en igualdad de condiciones y los preparará para que su recorrido por las diferentes etapas de la educación sea exitoso.

Estudios demuestran que los niños y niñas menores de seis años con una condición de discapacidad que se vinculan desde edades tempranas a un jardín infantil regular en el cual se les brinda los apoyos necesarios, potencializan sus capacidades, experimentan una menor sobreprotección haciéndolos más independientes e integrándose más fácilmente al colegio o escuela primaria.

Para los niños y niñas menores de seis (6) años con barreras de  aprendizaje y participación, existen entornos en los cuales se requiere que las condiciones de accesibilidad necesarias para su participación en los espacios recreativos, deportivos y culturales, reúnan  condiciones específicas. Lograr entornos accesibles requiere de acciones por parte de actores gubernamentales, comunitarios y familiares. Al respecto se identifican estrategias que se han venido desarrollando en nuestro país permitiendo avances importantes en la construcción de espacios incluyentes, como son: 
  • La construcción de redes de apoyo social para la atención de la situación de barreras de aprendizaje y participación que viven los niños,  las niñas y sus familias.   
  • El desarrollo de procesos de sensibilización a través de capacitaciones en foros, jornadas deportivas, culturales y muestras de habilidades.
  • La construcción y difusión de la normatividad sobre discapacidad y accesibilidad.
La meta de la inclusión e integración social es contar con una sociedad que reconozca a los niños y las niñas con barreras de aprendizaje y participación como ciudadanos con derechos, y como iguales a los demás niños y niñas pero con diferentes necesidades. Aunque en Colombia se ha avanzado en el desarrollo de estrategias para lograr contar con entornos incluyentes, esto no ha sido suficiente, pues aún existen dificultades para asegurar la inclusión o integración de los niños y niñas con discapacidad entre las que se destacan:

  • Barreras arquitectónicas que limitan o impiden que el niño o la niña con movilidad restringida se desplace autónomamente por ausencia de: rampas, corredores y puertas amplias, espacios suficientes para el desplazamiento dentro de la casa, las instituciones educativas, de salud, recreativas o culturales; barras de apoyo en las paredes de escaleras, corredores y baños, etc.
  • Barreras de comunicación que impiden a los niños y niñas con este tipo de limitación, que interactúen con las personas que los rodean. Ausencia de alternativas comunicativas como personas que conozcan y enseñen lengua de señas, tableros de comunicación, escritos en braille o con macrotipos (letra grande), entre otros.
  • Barreras actitudinales que restringen su participación en ambientes a los que los y las ayudarán en su desarrollo; las cuales se dan por desconocimiento de las posibilidades y necesidades de los niños y niñas con discapacidad, o por falsas creencias como son entre otras: que la “discapacidad” es contagiosa, que es una enfermedad, o que los niños y niñas con esta condición no pueden aprender.
  • Existen otras barreras que pueden hacer fracasar una iniciativa de inclusión, como son: que el niño o la niña con esta condición se vincule a la educación regular sin tener claridad de sus capacidades y limitaciones, que la entidad o sus funcionarios no estén preparados para atender sus necesidades y desarrollar sus capacidades.

Inclusión e Integración de Niños y Niñas con Barreras de Aprendizaje y Participación en la Primera Infancia (Primera Parte)

Cuando se habla de integración de los niños y niñas con barreras de aprendizaje y participación se debe dar a los diferentes ambientes en los que ellos viven y se desarrollan, como son: el familiar, el educativo, el recreativo y el deportivo. Tiene como base el reconocimiento y el respeto por sus derechos y diferencias, e implica compromiso y solidaridad de las demás personas que los rodean.

Se inicia en el entorno familiar a través del establecimiento de un ambiente acogedor, en el cual el niño o la niña se sientan de la familia, adquiera seguridad frente a su actuación y se vaya preparando para su participación en el medio externo.

El primer paso que debe dar la familia es la aceptación de la discapacidad y el reconocimiento de las capacidades y limitaciones de la niña o del niño, implementando los ajustes necesarios para que, en la medida de sus posibilidades, él o ella participen de este ambiente. La aceptación y el respeto por estos niños y niñas, permite que desde etapas tempranas, aprendan a reconocer como personas con capacidades, habilidades, limitaciones y lo más importante  con los mismos derechos de todos los niños o niñas.

La familia debe promover, en la medida de las posibilidades del niño o la niña, su participación en todas sus actividades personales como: alimentarse, asearse y vestirse, al igual que las actividades sociales y recreativas que desarrolla la familia. Motivar y permitir el desarrollo de diferentes actividades los ayudará a adquirir independencia y los preparará  para un desempeño efectivo en diferentes contextos. 

Un segundo entorno en el cual se debe dar la inclusión en integración es el educativo: Hogar infantil, Jardín infantil o comunitario, preescolar, escuela o cualquier otro espacio creado para tal fin.

El proceso de inclusión e integración en estos ambientes educativos no es muy diferente al del hogar, en el sentido de que de igual forma sus integrantes deben prepararse para entender la condición y acoger a la niña o al niño que la posee, tomando medidas antidiscriminatorias como: la eliminación de barreras u obstáculos, la creación y el fortalecimiento de facilitadores y la adecuación de currículos  en  caso necesario. Todas  las medidas  que se tomen  para  adaptar  los ambientes educativos a las posibilidades y necesidades de los niños y las niñas, facilitaran su participación en igualdad de condiciones y los preparará para que su recorrido por las diferentes etapas de la educación sea exitoso.